Aún sueño en polaroids

Aborto legal, seguro y gratuito.

martes, 20 de marzo de 2018

Ese perro callejón


Tal vez no se detuvo al leer la palabra callejón,
o tal vez sí y pensó:
¿y qué tiene de malo saberse callejón? Ninguno.

Hemos conservado nuestros nombres por rutina -afirma Deleuze (1977)-, y venimos a desfigurarlo.

El callejón,
la escena del callejón,
la escena de la violación por un desconocido en un callejón; nada de ello busca ser verdad, mas busca construir credibilidad (Saer, 1997).

¡Quietos! ¡No huid de su teatro! Subamos a la tarima, que si el callejón no pretende ser verdad, vamos a ser la voz desde allí, apelarle la experiencia para que crean en nosotrxs. 

No existimos, pretendemos ser creíbles, somos una perfo –por ahora-. No se preocupe que cuando se despierte –si no es que le gustamos demasiado y se quiere quedar con nosotrxs- volverá a su mundo de hombres. Pero cuidado: su heterosexualidad, puede que pierda sentido si nos desaparece.











Ilustraciones: Roy Minnig

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